Entrevista al poeta Andrés Moreira
- Telar Nicaragua
- 26 ene 2021
- 4 Min. de lectura

Tuvimos el placer de entrevistar a Andrés Moreira (Nicaragua, 1991). Es poeta y editor. Hizo estudios de Lengua y Literatura Hispánicas en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN). Además participó en el curso “Literatura y Memoria: Chile a 45 años del golpe militar” en la Universidad de Costa Rica (UCR) y en el congreso “XVIII Jornadas Andinas de Literatura Latinoamericana de Estudiantes” en la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA). Algunos de sus poemas han sido traducidos al italiano y al inglés, y fueron publicados en la revista digital del Centro Cultural Tina Modotti y en la página web de Casasola Editores, respectivamente. Ha colaborado en revistas internacionales como Central American Literary Review (Nicaragua), Círculo de poesía (México), Revista Antagónica (Costa Rica), Letralia (Venezuela) La ZëBra (El Salvador) y Revista Ágrafos, de la que es miembro del consejo editorial.
La Suma de los daños (2020) es su primer poemario y fue publicado por Casasola Editores.
¿Cómo fueron tus primeros contactos con la literatura, como lector y escritor?
Mi primer contacto como lector fue con mis abuelos paternos, ellos siempre tenían una biblioteca cerca y mi abuela era bibliotecaria. Mi madre también influyó mucho cuando me llevaba libros de regalo. Leí cuentos para niños y Mark Twain era de mis preferidos, a eso sumarle Las mil y una noche, a los Grimm, entre otros. Como escritor creo que empecé a tomarlo en serio cuando decidí dejar de estudiar contabilidad para estudiar literatura. Entré a los talleres que impartían en el CNE y los de la facultad, no con la intención de hacerme escritor o conseguir algún tipo de validación, sino para conocer gente que estuviera interesada en lo mismo que yo y de la misma forma que yo.
¿Cuáles son las dificultades y oportunidades para un escritor joven en la Nicaragua de hoy?
En este país nunca ha sido fácil ser joven, En este país nada es fácil, tanto en la vida como en la literatura. Pero el internet y las redes sociales han venido a dar mayor alcance a los trabajos de autores muy jóvenes. Eso es en parte también una desventaja porque cualquiera, aunque no tenga un ápice de oficio, pueda dar a conocer su trabajo.
¿Cómo dialoga tu libro 'La suma de los daños' con la tradición literaria del país? No estoy seguro si La suma dialoga directamente con la tradición poética nicaragüense, no es mi intención crear un diálogo pero fui educado bajo esa tradición por lo que tampoco podría negar que leí las obras de Carlos Martínez Rivas, de Cardenal y de Mejía Sánchez. También en los tiempos de la Universidad tuve una gran inclinación por la obra Beltrán Morales. Sí existen dos poemas en el libro donde les contesto a Edwin Castro y a Fernando Gordillo aunque no sé si ellos sean parte de la tradición literaria, para mí fueron más guerrilleros que poetas, no fueron Dalton o Debravo a eso me refiero. Creo que mi libro dialoga más con autores chilenos a quienes conocí por influencia de mi mentor y amigo Anastasio Lovo, por él supe de Zurita, de Lihn, de Teillier, de Hahn, y naturalmente de Parra. Pero sin duda mis dos influencias principales son José Emilio Pacheco y José Watanabe.
¿Cómo se expresan en tu obra las influencias que te han marcado a nivel estético, vivencial e histórico? No sabría si llamarle "obra" a un primer libro, creo que es muy pronto. Pero puedo decir que este libro fue pensado como tal hasta el 2018 que incluí los casi treinta haikus que escribí a partir de un viaje que hice; el resto son poemas dispersos en diferentes revistas electrónicas que reedité, se podría decir que existen tres o cuatro versiones de esos poemas pululando en la red. A partir del 18 nada se puso más fácil, cambió mi percepción sobre lo que estaba escribiendo por algo más social. Este no es un fenómeno aislado en mí, pasó con la mayoría de mis contemporáneos incluyendo gran parte de los artistas plásticos y músicos. Los poemas que escribo por lo general son muy visuales, siempre los estoy cargando de imágenes hasta me apoyo de cuadros que me gustan de autores como Hopper, Lucian Freud, Klimt, entre otros. Siempre busco la brevedad y la precisión. Aunque estéticamente sé que no estoy proponiendo nada nuevo, tampoco ese particular me importa mucho.
¿A qué tipo de lectores creés que apuntan los escritores nicaragüenses contemporáneos, y a qué tipo de lectores te gustaría llegar a vos? Esta pregunta me complica un poco porque nunca he pensado en un público en específico, pero tampoco creo en esas poses harto masticadas de "sólo escribo para mí". En mi caso escribir y publicar un poema o un libro de poemas es como lanzar una botella con un mensaje dentro al mar y lo que toca luego es esperar si alguien lo lee y conmueve a ese alguien. Mi oficio en sí es el de editor, soy un editor que a veces escribe poemas pero me tomo muy enserio esas veces.
¿Cómo creés que se relaciona la producción literaria nicaragüense contemporánea con el contexto nacional? El trabajo y la producción literaria ha dado un vuelco impresionante a partir de los eventos sociopolíticos porque ninguno ha permanecido inmutado ante el horror. De alguna forma el 18 nos dio una sacudida que nos despertó de una suerte de letargo, hablando de mí iba por los mismos temas de la generación del desasosiego, sin mayor enfoque social. Se han escrito poemas muy buenos y poemas terriblemente malos a partir de todo esto, yo me quedo con los que logran conmoverme y eso se logra con oficio y con honestidad. Actualmente he leído poemas con gran profundidad temática y estética por parte de mis contemporáneos y eso me llena de alegría. Ahora sólo queda esperar que nos depara el futuro y mientras tanto seguir aprendiendo y escribiendo.
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También está disponible en Hispamer Centro Cultural Pablo Antonio Cuadra o directamente con el autor.
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